Cultura Política y Política Cultural

A partir de los datos brindados por los últimos resultados del Latinobarómetro, la Dra. Mabel Causarano analiza el contexto social en que se dieron las elecciones nacionales de abril de 2023; su relación conceptual con la cultura política y la política cultural que afecta, a la vez, a las políticas sociales y educativas que se llevan adelante en el Paraguay de inicios del tercer decenio del Siglo XXI. Todo esto es parte del contexto en que se desarrolla la PEDAGOGÍA.py

Recuperado por @MiradasPedagogicas.Py311_014 | 27-octubre-2023

Conceptos Claves: Cultura – Democracia – Paraguay – Pedagogía – Política

Recuperar voces valiosas para pensar la PEDAGOGÍA.py

En el Paraguay contemporáneo, en los últimos años, por diversas circunstancias y motivos, se hizo evidente la necesidad de trabajar en serio la PEDAGOGÍA.py, es decir, comprometerse con la reconstrucción colaborativa de aquellos conocimientos pedagógicos, que han incorporado una identidad paraguaya, a partir de la sistematización de las experiencias, trayectorias, investigaciones, reflexiones y políticas educativas llevadas adelante en el país. Igualmente, este proceso de sistematización de la PEDAGOGÍA.py incluye un punto de encuentro teórico global-local, es decir, un diálogo con el mundo desde lo que significa educar en Paraguay. Asimismo, este proceso es sistémico y multidisciplinar, ya que, tomando como punto focal a la formación de los paraguayos y paraguayas, se necesita tener un diálogo integral con los contextos, las problemáticas y las realidades en que acontece la escuela, la universidad o la academia de danza, entre otros muchos espacios – tiempos educativos.

Tomando como referencia la lógica sistémica y compleja con que se quiere mirar a la PEDAGOGÍA.py, queda claro que la formación humana es afectada tanto por el curriculum oficial de matemáticas como por el formato audiovisual del noticiero de la noche o lo que se viraliza en las redes sociales con motivo de un determinado acontecimiento de dominio público. Entonces, una tarea inherente a este proceso es recuperar aquellas voces, temas y trabajos que expresan realidades que deben ser tomadas en cuenta en las propuestas formales e informales de educación que se hacen desde el Estado o la sociedad civil.

En esta categoría de «voces que recuperar» se incluye a Mabel Causarano, una reconocida intelectual y representante de la sociedad civil, cuyo trabajo -18 de julio de 2023- se transcribe en forma literal e integra en este blog, con la finalidad de proponer algunas preguntas de índole pedagógico, que pueden ayudar a ir perfilando la PEDAGOGÍA.py desde miradas con identidad paraguaya.

Texto de la Dra. Mabel Causarano transcripto en forma literal e íntegra

Cultura Política y Política Cultural

Periódicamente, el Latinobarómetro nos da un sacudón, con la publicación de su estudio de opinión pública – en este caso, el de 2021 -, que releva datos sobre “el desarrollo de la democracia, la economía y la sociedad en su conjunto, usando indicadores de opinión pública que miden actitudes, valores y comportamientos”, según lo explica, en su página web, la Corporación homónima.  

Dudo que alguien no perciba la injusta distribución de la riqueza en nuestro país, como lo destaca el informe, ni dude de que los grupos poderosos gobiernan en beneficio propio, de acuerdo con lo expresado por el 93% de los encuestados ni que el 70% de estos perciba que la corrupción es elevada y que ha ido en aumento.

A pesar de ello, nos sorprendieron los resultados del pasado 30 de abril, que confirman lo que adelantó meses antes el citado estudio: el 24% de los encuestados prefiere un gobierno autoritario, cifra coincidente con los votos recibidos por Cruzada Nacional, lo cual, sumado a que Paraguay es el país de la región con más apoyo a un gobierno militar, aprobado por más del 44% de quienes respondieron, debería no ya asombrarnos sino alarmarnos.

Estas cifras, que cuantifican nuestras actitudes, valores y comportamientos, nos remiten al campo de la Cultura, específicamente, al de la Cultura política, el cual, con la expansión de la democracia, registró el aumento del interés por su estudio: se asume que la profundización y calidad de dicho proceso político precisa estabilidad para orientar en el sentido deseado las complejas interacciones entre la economía, la estructura social y la esfera político-institucional.   

La Cultura política

La obra The Civic Culture, de Almond, G.  y Verba, S. (1963) – considerada una pionera en la materia -, define la cultura política como el conjunto de orientaciones políticas y actitudes o posturas de las personas hacia su sistema político y que pueden ser de tres tipos: cognitivas, afectivas y/o evaluativas.  Eufracio Jaramillo así las comenta: las primeras, aluden al conocimiento o a las creencias; las segundas, a los sentimientos y las terceras, a los juicios y opiniones sobre los objetos políticos.[1]  

El citado autor se remite a Almond y Vera para distinguir tres tipos de cultura política, que no se excluyen mutuamente: la parroquial, la subordinada y la participante (o racional y activa).

La cultura política parroquial “se crea en sociedades donde no hay una especialización de los roles políticos”, pues la organización se basa en tradiciones; la cultura política subordinada “surge cuando las personas están conscientes de la especialización de la autoridad gubernamental pero guardan una relación pasiva hacia ella”, mientras la cultura política participante se expresa cuando  “los miembros de una sociedad se encuentran explícitamente orientados hacia el sistema político como un todo y toman un rol activo con respecto al desenvolvimiento del mismo”.  

A ojo de buen cubero, podría afirmarse que nuestra sociedad pendula entre el parroquialismo la subordinación, con pocos destellos de cultura política participante.

La política cultural

Desde 1960, la respectiva literatura se ha enriquecido con estudios que, partiendo de los orígenes del concepto, amplifican y profundizan los contenidos, las problemáticas y los efectos de la cultura política, convirtiéndola en un tema central de las diversas ramas de la Ciencias Sociales, particularmente, en lo atinente a la calidad de la democracia y de la participación social.

Comprobamos a diario que la democratización es un proceso, que requiere nuevos valores, creencias, posturas, actitudes; es decir, un impulso hacia el cambio de la cultura política, que no es estática, lineal ni resultado de un determinismo al estilo de Lewis Morgan ni se recuesta en el darwinismo social.

La democratización tiene como sostén la educación en valores democráticos y una política cultural que involucre a las instituciones públicas y al conjunto de actores sociales y culturales en torno a una visión compartida del futuro deseable, con acciones y prácticas volcadas tanto al campo más específico de las actividades culturales y artísticas, como al universo simbólico común.  

Para Lluis Bonet ,[2]  las políticas culturales se apoyan en cuatro principios: a. el valor estratégico de la cultura como difusora de estándares simbólicos y comunicativos; b. su condición de base en la que se fundamentan las identidades colectivas – las identidades de las naciones y de los estados, pues en los estados actuales, los derechos ciudadanos, los valores lingüísticos y culturales, configuran identidades  nacionales, regionales y locales – ; c. sus efectos sociales y económicos positivos, al desarrollar la creatividad, la autoestima y una imagen favorable de las personas y los territorios; finalmente, d.  por la necesidad de preservar el patrimonio cultural, histórico y natural colectivo.  

¿Cómo andamos por casa?

Igualmente, aun sin las contundentes cifras del Latinobarómetro, habríamos podido deducir que nuestro paso de la dictadura a la democracia no tuvo el soporte de políticas públicas convergentes hacia el cambio de valores, creencias, actitudes, acordes con el nuevo escenario interno y la pujante globalización económica y financiera.  

Las políticas públicas adeudan acciones congruentes con los postulados constitucionales en favor del Estado de Derecho, la igualdad de oportunidades, la tutela del patrimonio natural y cultural. Al contrario, por la vía de la impunidad, ha permitido reiterados incumplimientos de los derechos y garantías ciudadanos y ha posicionado a nuestro país como referente del tráfico internacional de la cocaína.

La intolerancia y los ataques a la diversidad de pensamiento, la incapacidad de debatir sin recurrir a la descalificación personal y colectiva, la petrificación de los prejuicios,  que afirma la aplicación del criterio amigo – enemigo de Carl Schmitt, en el ámbito político en  la moral, la estética y la cultura, alejan progresivamente las posibilidades de encuentro, cooperación y  acuerdos, en favor del desencuentro, el enfrentamiento, las rivalidades y la disconformidad con el sistema democrático.  

Sin mucho esfuerzo, se comprende por qué sólo el 21% de los encuestados considera que es preciso votar y que apenas un 13% confía en la Justicia Electoral. También por qué se allana el camino hacia un régimen autoritario.

Diez preguntas sobre el artículo de la Dra. Causarano desde una PEDAGOGÍA.py en reconstrucción

(1) ¿Cómo la escuela pública debería abordar -pedagógicamente- la problemática de la injusta distribución de la riqueza en el Paraguay, por ejemplo, en las asignaturas vinculadas a las ciencias sociales?

(2) ¿Cómo impacta en una propuesta pedagógica seria, en el ámbito de la educación Media y la Educación Superior, el «desencanto cívico» o la «subestimación de la sociedad civil» que expresan hoy docentes y estudiantes en las universidades nacionales?

(3) ¿Cuáles podrían ser las actividades didácticas, según nivel y ciclo, que se podrían desarrollar en las clases para trabajar pedagógicamente los procesos electorales?

(4) Dado el contexto «partidizado» del sistema educativo paraguayo ¿es posible evitar que, en tiempos electorales, se use el aula como un espacio de militancia política?

(5) ¿El sistema educativo paraguayo tiene una propuesta de formación de las nuevas generaciones en una cultura política con identidad paraguaya?

(6) Hoy, en la escuela pública paraguaya ¿predomina la cultura política parroquial, subordinada o participante?

(7) Si la sociedad paraguaya se ubica en un ida y vuelta entre la cultura política parroquial y la subordinada ¿es pedagógicamente licito que la escuela haga «contracultura» desarrollando una propuesta de cultura política participante?

(8) Desde la Reforma Educativa de 1993 a la fecha ¿se ha desarrollado algún modelo de educación en valores democráticos en el ámbito escolar y universitario paraguayo?

(9) De los cuatro principios propuestos por Lluis Bonet ¿cuál es aquel que se puede trabajar pedagógicamente en el ámbito escolar paraguayo?

(10) ¿La PEDAGOGÍA.py cuenta con los recursos teóricos y metodológicos para revertir más de medio siglo de impronta cultural y política autoritaria en el sistema educativo nacional?


[1] Eufracio Jaramillo (sf). LA CULTURA Y LA POLÍTICA EN LA CULTURA POLÍTICA. En: https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-06362017000100101

[2] Bonet, Lluis. Citado en: http://www.agetec.org/ageteca/politicas_culturales.htm

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